
Cómo evitar el estrés
¿Qué es lo que provoca el estrés?
El estrés es la forma en la que nuestro cuerpo y nuestra mente responden cuando queremos resolver un problema, hacer frente a una adversidad o alcanzar un objetivo. El estrés puede aparecer en nuestras vidas de formas muy diferentes, como tener que realizar un sobreesfuerzo en el trabajo, sentirse poco competente en una tarea, tener que realizar una mudanza o competir en un deporte. Es muy importante entender que el estrés es una respuesta normal y natural del organismo. Sirve para que en ocasiones las personas podamos hacer un trabajo mental y físico adicional y nos prepara para hacerlo. Las respuestas de estrés son útiles para hacer frente a problemas puntuales, pero se convierten en dañinas para nuestra salud física y mental si suceden ininterrumpidamente o si son muy frecuentes o intensas. Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo y mente, que no están preparadas para un sobreesfuerzo continuado, se resienten y aparecen señales
de fatiga, problemas de sueño, alteraciones emocionales, dolores musculares e incluso problemas relacionados con el estómago y el corazón. Algunas de las causas más comunes del estrés son las siguientes:
• Dificultades económicas
• Conflictos familiares y de pareja
• Problemas personales
• Sobrecargas de trabajo
• Insatisfacción con uno mismo o con su vida
• Falta de tiempo libre o momentos de desconexión
• Excesivo perfeccionismo
• Falta de asertividad
• Manejarse en un entorno caótico o desordenado
Las causas desencadenantes del estrés pueden ser muchas y muy variadas. Todas ellas están relacionadas con la necesidad de resolver problemas, alcanzar objetivos, hacer frente a dificultades o satisfacer demandas. Cuando todas ellas se mantienen en el tiempo o aparecen de forma recurrente es cuando la sintomatología aparece y puede convertirse en dañina y perjudicial.
¿Cuáles son los tipos de estrés?
Si tenemos en cuenta la frecuencia y la intensidad con la que las situaciones que provocan estrés aparecen en nuestras vidas podemos clasificarlos en tres tipos:
• Estrés agudo:
Las respuestas propias del estrés agudo son el tipo de respuestas de estrés que tenemos cuando hacemos frente a una dificultad puntual. Situaciones como los atascos, una competición deportiva, una conferencia pública o sentirse desbordado puntualmente en las tareas del hogar pueden ser algunos de sus desencadenantes. Al tratarse de un esfuerzo puntual los síntomas que provocan no son tan perjudiciales como el resto de tipos de estrés. El estrés agudo puede provocar en ocasiones algunos síntomas como:
• Irritabilidad, problemas de estado de ánimo
• Dolores musculares
• Problemas de estomago
A diferencia el estrés agudo el resto de tipos de estrés tienen como característica principal que se repiten con más frecuencia.
• Estrés agudo episódico:
El estrés agudo episódico se padece cuando los problemas que tenemos que resolver o las dificultades que tenemos que hacer frente que exigen un sobreesfuerzo se presentan con regularidad. Por ejemplo, algunas personas tienden a asumir una responsabilidad excesiva en determinados momentos de su trabajo. Quienes lo hacen podrán sentir con frecuencia todos los signos del estrés que hemos descrito. El estrés agudo episódico es una forma un poco más grave de estrés agudo porque lejos de provocar problemas puntuales puede desencadenar otras patologías como trastornos en el sistema digestivo, problemas cardíacos y trastornos del estado de ánimo.
• Estrés crónico:
Cuando sobre esforzar nuestra mente y organismo se convierte en rutinario para resolver los problemas del día a día, nos encontramos frente al estrés crónico. Cuando padecemos este tipo de estrés nuestro cuerpo se somete a un desgaste prolongado en el tiempo, debilitando nuestro sistema inmunológico y ocasionando otros problemas cardíacos, digestivos y emocionales. Resulta sumamente importante aprender a gestionar problemas y dificultades sin este mecanismo de
sobreesfuerzo, buscar actividades de desconexión y garantizar hábitos de alimentación y sueño saludables.
¿Cuál es el tratamiento para el estrés?
A día de hoy existen numerosas y variadas formas de aproximarse al trabajo para reducir el estrés y los trastornos que puede generar este tipo de respuestas. Dentro del campo de la psicología cognitivo-conductual (la que estudia la actividad, los pensamientos y los procesos de la mente y el comportamiento) es frecuente encontrar este tipo de herramientas:
• Técnicas destinadas al control de la activación y la relajación para reducir el estrés
Las técnicas de control de la activación son un conjunto de herramientas destinadas a tener la capacidad de controlar y reducir nuestros niveles de ansiedad, y las respuestas de nuestra mente y cuerpo de hiperactivación (taquicardia, tensión muscular). Muchas de ellas se centran en la respiración, otras, en la capacidad de relajar los diferentes músculos del cuerpo y otras en la aptitud para dirigir la atención a pensamientos que nos provoquen un mayor bienestar.
• Técnicas destinadas a manejar los pensamientos que disparan una respuesta de estrés
Existe otro grupo de herramientas que trabajan con los pensamientos y las emociones, el perfeccionismo o las preocupaciones excesivas. La terapia cognitiva de Beck o la terapia racional emotiva son unos ejemplos de una de ellas.
• Técnicas destinadas a la solución de problemas y organización del tiempo.
Son herramientas destinadas a economizar y optimizar los recursos de las personas. Así las personas pueden sentir que no es necesario realizar sobreesfuerzos y disparar una respuesta de estrés en el organismo.