
Vivir en un mundo de peligros y cambios.
Los niños y los adolescentes deben de hacer frente a un mundo que no para de cambiar y exige que constantemente sus rutinas, hábitos y forma de relacionarse se vean afectadas. La pandemia ha afectado de una forma profunda en los hábitos y rutinas de los jóvenes, que se han visto obligados a alterar su socialización (periodos de confinamiento, tele-educación), estilo de vida (crisis, cierre de negocios, limitación de la movilidad) e incluso su capacidad para planificar el futuro.
La prevalencia de los trastornos mentales en infancia y adolescencia se sitúa en el 10% y el 20% respectivamente. En ocasiones estos problemas acompañan a las personas a lo largo de todas sus vidas.
Según el servicio de urgencias pediátricas de España. En la etapa de pandemia se ha observado un incremento de un 47% en niños y un incremento de un 57% de conductas suicidas. El suicido se ha convertido en la segunda causa de mortalidad infantil en España.
Los trastornos de estado de ánimo y ansiedad han sido las patologías que han mostrado un mayor aumento
En estudios realizados por la fundación ANAR y Unicef advierten que se han cuadruplicado los trastornos de estado de ánimo y ansiedad (1,1% a 4%) durante y trás la pandemia. Otros problemas como los trastornos de conducta o los trastornos alimentarios han incrementado su frecuencia de aparición y gravedad.
Detección precoz e intervención multidisciplinar como principales claves para abordar esta problemática
La formación de equipos multidisciplinares entre la atención pública y privada, los departamentos de orientación de los centros educativos y las familias. La creación de redes de apoyo y la formación de los agentes implicados en la educación de los menores es un aspecto imprescindible en la detección y el diagnóstico eficaz.
Fuentes (Grupo de trabajo multidisciplinar sobre salud mental en infancia y adolescencia españa 2022)
Antonio Martínez Collado
Psicólogo colegiado M-25563